Por MC

(Proverbio Hindú)
Desde que el
mundo es mundo, mucho han mejorado en cuanto a factura y distribución las
mejores formas halladas por el hombre para eternizar sus conocimientos: los
libros. Muchas personas tratan de llevar consigo uno en sus viajes. Otros
prefieren sentarse a leer a la orilla del mar o en un parque a la sombra de un
árbol. Es indiscutible el placer que siente el lector cuando, además de leer,
disfruta de tocar y oler las páginas de un libro impreso.
Desgraciadamente,
este placer se está perdiendo. Con el paso de los años y el incremento de los
avances tecnológicos, ha aumentado también nuestra dependencia de la
tecnología. Con la aparición de los e-books e Internet, las páginas impresas de
todo tipo han ido pasando a un segundo plano.
En los
países del Primer Mundo, especialmente en los Estados Unidos, las cifras hablan
por sí solas y reafirman que los libros en formato digital superan las ventas
de los tradicionales. Además se acelera y se hace más cómodo el proceso para
obtener un texto deseado, ya que a través de la Internet se pueden descargar
instantáneamente, sin necesidad de salir de casa y dirigirse a una librería.
Además, si
deseamos llevar varios libros en nuestro equipaje, no necesitamos disponer de
una maleta para colocar los ejemplares que nos interesaría llevar en nuestro
viaje. Hoy en día una gran biblioteca digital se puede llevar en un pequeño
artefacto que cabe en cualquier bolsillo. Pero lo más importante es que no se
necesita talar árboles. Así podremos tener más libros y también más oxígeno,
cosa que beneficiaria en gran medida tanto a los lectores como al medio
ambiente.
Pero
independientemente de todas las bondades que pueda traer la literatura de ceros
y unos, y aunque todo parece indicar que la transición es inevitable, resulta
una tontería asegurar que los libros impresos en papel están destinados a
desaparecer. Todavía hay muchos amantes de los libros tradicionales que se
resisten al cambio.
Dentro de
ellos me encuentro yo, que prefiero sentir el placer de ojear un buen libro,
subrayar, tomar notas y tenerlo al alcance de mi mano, tal vez en la mesita de
noche o en una gaveta de mi escritorio. Lo prefiero a tener que leer frente a
un ordenador, e-book o algún otro artefacto digital.
No me
considero una persona de mente cerrada, chapado a la antigua, solo tengo 20
años y de cierta manera necesito de la tecnología, pero solo para lo necesario:
me niego a ser ¨tecnodependiente¨.
La razón por
la cual no me siento motivado por un libro en formato digital,
independientemente de lo bueno que sea, es porque no los considero "verdaderos libros".
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