Por MC
Aunque algo se hace, todavía el río Sagua sufre |
Desde
que el mundo es mundo y el Hombre empezó a enseñorearse de la vida, ha estado
con nosotros la basura. Toda actividad humana genera desechos… y después de
tantos años y de tanta gente, se hizo un problema dónde poner todo ese
desperdicio.
En
Sagua la Grande, la basura se ha convertido en una incómoda acompañante. A
pesar del esfuerzo de mucha gente que trabaja para que así no suceda, las
calles de nuestra ciudad tienen manchas de basura. En los barrios hay vertederos
demasiado grandes y peligrosos, la gente hecha los desperdicios fuera del
contenedor, y eso... en el caso de que exista alguno.
Poco
a poco, nos acostumbramos al desorden y a la suciedad. Nos acostumbramos a que
no exista un recipiente apropiado, ni un lugar específico donde arrojar nuestra
basura. Nos acostumbramos a vivir en medio de la mugre e incluso, a veces, en
el mal olor.
¿Por
qué suceden cosas como estas? ¿Acaso ya no nos preocupamos por la higiene de
nuestra ciudad? Al parecer no.
Lo peor
del asunto es que esto no sucede solo en los barrios donde los vertederos ya
son “bisabuelos” y han regado su descendencia por los alrededores. En el centro
de la ciudad, donde se supone debería haber una mejor imagen, ocurre lo mismo.
Las
plantas bajas de antiguos edificios, bastante céntricos, por cierto, han sido
convertidas en basureros inmensos que amenazan no solo la imagen del lugar,
sino también la salud de las personas que viven, literalmente, sobre el
basurero.
Además,
otro problema que atenta contra la imagen de nuestra ciudad es la falta de
cestos apropiados para arrojar la basura en el centro de la ciudad. Yo mismo me
he visto obligado a caminar varias cuadras con un envase vacío en mi mano,
buscando un lugar apropiado donde botarlo, para no tener que cargar con él y
llevármelo a casa.
Otros,
menos conscientes de sus acciones, los arrojan en cualquier esquina o
simplemente lo arrojan al río. El Undoso es otra de las víctimas de la suciedad
y el abandono: quien se detenga a observar las riberas del río Sagua verá que
ante sus ojos resaltan los basureros, desperdigados a lo largo y ancho de sus
orillas.
¿Cuál es la solución para estos problemas?
La primera medida, a mi juicio, sería la de
colocar contenedores apropiados en todas las esquinas de la ciudad, para que
tengamos un lugar donde colocar nuestra basura, sin vernos obligados a dejarla
en el suelo o llevárnosla a casa. Entonces, luego de distribuir dichos
contenedores, vendría muy bien alguna que otra multa contra los irresponsables
que sigan incurriendo en dicha indisciplina.
Debemos salvar nuestra ciudad. Cuidémosla y
mantengámosla limpia. Así no estaremos expuestos ni a la suciedad, ni a las
enfermedades que ella acarrea.
Desde
que el mundo es mundo y el Hombre empezó a enseñorearse de la vida, ha estado
con nosotros la basura. Gestionarla con inteligencia no ha sido nuestro fuerte
en las últimas décadas, tal vez por eso nos resulte ya tan cotidiana, que vive
en nuestras mentes y actos.
Los sagüeros y sus autoridades, los que
viven aquí y los que pasan de largo, deben siempre recordar que una ciudad es
eso: una ciudad… y no un basurero.
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