Por MC
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Cuba va perdiendo su batalla contra el marabú |
“La
reina de los campos de Cuba ha perdido su corona, pronto tendremos un nuevo
árbol nacional”
Estas
son solo bromas populares, pero tristemente y para desgracia de muchos, tienen una
gran dosis de verdad.
¿Será
que una nueva especie amenaza con apoderarse de dichos títulos?
Bueno,
el que conozca un poco de la historia de Cuba, seguramente sabrá que la Palma
Real es nuestro árbol nacional… y no solo por su esbeltez y elegancia, o por
sobresalir de manera imponente sobre otras especies.
Indiscutiblemente,
es un título bien ganado por la palma real este de árbol nacional de los
cubanos; pero la reina de los campos de Cuba está a punto de perder su corona.
La
palma real ha formado parte de la vida de los cubanos desde que la historia se
pierde atrás en el tiempo. Su madera y sus hojas han sido utilizadas desde
siempre para la construcción de viviendas, como el tradicional bohío, donde
habitaban nuestros aborígenes y que hoy en día todavía es utilizado por
nuestros campesinos.
Además
el palmiche (fruto de la palma) ha sido usado a lo largo de la historia para
alimentar a muchos animales.
Pero
hay otra especie vegetal que amenaza con arrebatarle el título, y no se trata
de un árbol hermoso y majestuoso como la ceiba, o uno fuerte y robusto como la
caoba. Hablo nada más y nada menos que del marabú, un arbusto tupido y espinoso
que se ha expandido abrumadoramente por todos los campos de nuestro país e
incluso amenaza con invadir las ciudades, rodeándolas y sitiándolas lentamente.
Su
gran facilidad y rapidez para reproducirse, ligada al abandono y el desinterés
por parte de las autoridades y el mismo pueblo, han hecho posible que el marabú
se apodere de grandes extensiones de tierras en desuso, que bien pudieran ser
aprovechadas para sembrar alimentos.
Nuestras
principales autoridades lo han identificado como un enemigo potencial de los
cubanos.
Muy
pocos son los que han hecho conciencia sobre la cruda realidad y han tomado
medidas, bastante precarias, para arrebatar de sus garras pequeños pedazos de
tierra. Pero esta no es la solución: se necesita una ofensiva masiva y continua.
Aunque
ya es de sobra sabido que a estas alturas del partido es imposible exterminar
al marabú, este se ha aferrado a lo más profundo del corazón de nuestros
campos. Sin embargo, deberíamos al menos luchar por mantenerlo a raya y bien
alejado de las tierras cultivables.
Debemos
unirnos Pueblo y Estado para luchar contra un enemigo interno que se esparce
con rapidez a lo largo y ancho de la Isla, y que amenaza con apoderarse de cada
palmo de tierra que se cruce en su camino. De lo contrario, nos veremos
obligados a observar, sin poder hacer nada, cómo un plebeyo venido desde
África, se convierte en el rey absoluto de los campos de Cuba y, por qué no, en
nuestro nuevo “árbol
nacional”.
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