lunes, 16 de septiembre de 2013

El nuevo árbol nacional



Por MC

Cuba va perdiendo su batalla contra el marabú
“La reina de los campos de Cuba ha perdido su corona, pronto tendremos un nuevo árbol nacional”

Estas son solo bromas populares, pero tristemente y para desgracia de muchos, tienen una gran dosis de verdad.
¿Será que una nueva especie amenaza con apoderarse de dichos títulos?

Bueno, el que conozca un poco de la historia de Cuba, seguramente sabrá que la Palma Real es nuestro árbol nacional… y no solo por su esbeltez y elegancia, o por sobresalir de manera imponente sobre otras especies. 

Indiscutiblemente, es un título bien ganado por la palma real este de árbol nacional de los cubanos; pero la reina de los campos de Cuba está a punto de perder su corona. 


La palma real ha formado parte de la vida de los cubanos desde que la historia se pierde atrás en el tiempo. Su madera y sus hojas han sido utilizadas desde siempre para la construcción de viviendas, como el tradicional bohío, donde habitaban nuestros aborígenes y que hoy en día todavía es utilizado por nuestros campesinos. 

Además el palmiche (fruto de la palma) ha sido usado a lo largo de la historia para alimentar a muchos animales.

Pero hay otra especie vegetal que amenaza con arrebatarle el título, y no se trata de un árbol hermoso y majestuoso como la ceiba, o uno fuerte y robusto como la caoba. Hablo nada más y nada menos que del marabú, un arbusto tupido y espinoso que se ha expandido abrumadoramente por todos los campos de nuestro país e incluso amenaza con invadir las ciudades, rodeándolas y sitiándolas lentamente. 

Su gran facilidad y rapidez para reproducirse, ligada al abandono y el desinterés por parte de las autoridades y el mismo pueblo, han hecho posible que el marabú se apodere de grandes extensiones de tierras en desuso, que bien pudieran ser aprovechadas para sembrar alimentos. 

Nuestras principales autoridades lo han identificado como un enemigo potencial de los cubanos. 

Muy pocos son los que han hecho conciencia sobre la cruda realidad y han tomado medidas, bastante precarias, para arrebatar de sus garras pequeños pedazos de tierra. Pero esta no es la solución: se necesita una ofensiva masiva y continua. 

Aunque ya es de sobra sabido que a estas alturas del partido es imposible exterminar al marabú, este se ha aferrado a lo más profundo del corazón de nuestros campos. Sin embargo, deberíamos al menos luchar por mantenerlo a raya y bien alejado de las tierras cultivables.

Debemos unirnos Pueblo y Estado para luchar contra un enemigo interno que se esparce con rapidez a lo largo y ancho de la Isla, y que amenaza con apoderarse de cada palmo de tierra que se cruce en su camino. De lo contrario, nos veremos obligados a observar, sin poder hacer nada, cómo un plebeyo venido desde África, se convierte en el rey absoluto de los campos de Cuba y, por qué no, en nuestro nuevo “árbol nacional”.

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