jueves, 29 de agosto de 2013

¿Jardines colgantes en Sagua?


Por BIOHAZARD   

Sí, claro que los hay… ¿acaso no son eso los balcones y paredes del Hotel Sagua, los techos de varios edificios multifamiliares o las fachadas de Higiene y de la Dirección Municipal de Trabajo?

Claro que hay jardines colgantes en Sagua la Grande, recordándole a la gente que fue descuidada y que los dejó crecer, como dulce venganza de la naturaleza, por esa mala costumbre humana de no mirar hacia arriba.

Pero nadie tuvo la culpa de que aparecieran. No, de eso se encargaron las aves y las semillas que traían en sus estómagos. Es un proceso natural. De lo que sí somos culpables es de no actuar a tiempo y dejar que el peso, la humedad y las raíces agrietaran las cubiertas, tupieran los tragantes, levantaran los pisos y hasta nos tumbaran un balcón del Hotel Sagua.


Nos hemos descuidado, y nuestros jardines colgantes, lejos de ser un ornamento de la ciudad, son manchas en su rostro.

Todos sabemos del daño que hacen estas plantas que nacen de forma silvestre donde no deben. Sabemos que afectan las estructuras, que provocan filtraciones, que, con mucha paciencia, rompen lo que sea. Y entonces ¿por qué no quitamos la yerbita cuando era pequeña, cuando todavía no era un problema? ¿Por qué no eliminamos las que ahora mismo crecen ante nuestras narices?

No lo hacemos, sencillamente, porque no lo sentimos. Sagua tiene sus jardines colgantes, tiene varias aceras levantadas por raíces de añejas plantas, tiene instituciones inutilizadas o afectadas por la vegetación, como el Teatro Alcázar o el CDIP; tiene canteros de malas hierbas en los contenes de varias de sus calles más transitadas, como Solís o Maceo; Sagua tiene cornisas y fachadas coronadas de un verde innecesario: en la Villa del Undoso la naturaleza venció a sus malos jardineros.


¿Jardines colgantes en Sagua, como los de Babilonia? Sí… y no.
¿Haremos algo al respecto o continuaremos contemplándolos?

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